domingo, 3 de octubre de 2010

la gran salida



J. está nerviosa. Lleva toda la mañana buscando en los armarios el atuendo adecuado para la salida del día siguiente. ¿Camiseta de manga larga o corta?, las dos por si acaso.
¿Camiseta interior cortafrios, como cuando fue a Siberia con sus hermanos? No, ésta para más adelante. ¿Pantalones de monte? tiene dos, el de Siberia y el otro. Se prueba el otro: el botón de la cintura no le ata. -Claro, los tres meses  que ya no me echo a correr para ir a trabajar; pero esto  se acaba mañana mismo- se dice J. sin ninguna convinción.
Se quita el pantalón y lo ve un poco reventado en la parte del culo. -Nada, esto lo arreglo yo con un remiendo por detrás y un imperdible por delante- J. siempre ha sido una mujer de recursos.
El día siguiente llega. Es la gran salida al monte con gente "mayor" que según dicen preparan excursiones chulas.
J. va con sus deportivas blancas y su mochilita al punto de encuentro. Ya de lejos ve el panorama: Un porrón de viejos pertrechados con sus botas de monte, sus bastones anatómicos...No te vas a volver atrás, J. a fin de cuentas tu también ha entrado en este clan. El de los que cobran de la caja única. Socorrooooooooooo!!!!!!!
J. no sabe que le molesta más, si el ver viejos, si el verles tan preparados pal monte o si verse ahí con ellos.
Al final todo acaba bien. Viene su amiga, que es encantadora; la mayoría de los viejos no lo son tanto y muchos, gente culta y profesional con la que da gusto estar. El día excelente y la excursión te sube las endorfinas tanto como para sentirse eufórica las 24 horas siguientes.
En los días sucesivos a J. le va a faltar tiempo para ir a ver unas auténticas zapatillas de monte, un bastón de los modernos y si se tercia un pantalón para culos más gordos.





No hay comentarios: