martes, 19 de octubre de 2010

setas

El monte esconde muchos tesoros. Según la estación del año va descubriendo unos u otros; ahora en el otoño son las setas y a J. le encanta ir a setas. El sábado temprano se reune el grupo de amigos y cestas en ristre van subiendo por el monte. Es un pinar bastante tupido y por ahí suelen buscar níscalos, el grupo se va separando y J. olfatea aquí y allá; lo cierto es que a J. le gusta ir a setas pero si las encuentra pronto, si no enseguida se desanima y empieza a distraerse con cualquier cosa, una piedra bonita, una huella de quien sabe que animal, los helechos...
De pronto, entre unas hojas caidas sobresale un níscalo y al lado otro y otro...se sabe que los níscalos viven en familia. 
J. coge su navajita y empieza a cortar, cada vez se anima más porque las setas abundan y eso no suele ser lo habitual. Ilusionada va monte arriba y no muy lejos está uno de los amigos afanado también en la misma tarea. J. Echa un vistazo amplio y ve la tierra llena de esas manchitas naranjas que son los níscalos.
-¡Uff, demasiados!- se dice - nunca había visto nada igual. Se aproxima a su amigo para comentárselo y él, como un poseso empieza a gritar:
-No vengas, éstos son míos, éstos los he visto yooo!
J. no da crédito y de golpe se le quitan las ganas de seguir. Baja despacio al llano y ahí espera paseando y pensando.
El resto de la cuadrilla va baja. La cosecha ha sido abundante. Están todos menos uno.
¿Donde está?- se preguntan. Aún tarda casi una hora.
Al final llega rojo, sudado, congestionado y con setas hasta en las orejas.
J. le sonrie y no le dice lo que piensa: avaricioso, egoista, rata, miserias, trincón, pringao...
¡El monte también destapa lo que no son tesoros!

domingo, 17 de octubre de 2010

gepetto



El día que J. conoció a aquel gatito no lo olvidará nunca. Era socia de una protectora de animales y tuvo que ir a la perrera municipal a ver si habían recogido a un grupo de gatos de un patio de vecindad.
J. recuerda vívidamente la situación de aquellos animales y cómo un gato joven rubio y muy delgado maullaba desesperadamente con la voz totalmente enronquecida dentro de una aséptica jaula.
J. no lo pensó 2 veces y adoptó a aquel gato ronco e histérico, aunque le hubiera gustado llevarse a todos los demás. 
De la perrera al veterinario a castrarlo porque en casa le esperaban otros dos capados.
-¿Nombre del gato?-preguntó el veterinario cuando hacía la ficha.
-¿Eh? ¡ah!, pues...
A J. le pilló desprevenida, miró a su alrededor y vio en la sala  revistas y un cuento, el de Pinocho.
-No, Pinocho no pega para gato, humm...Gepetto, eso es, Gepetto.
Desde entonces Gepetto ha sido el gato más agradecido del mundo,abraza a J. con sus dos patitas delanteras, la acompaña por toda la casa, la saluda cuando viene de la calle...
Esta noche Gepetto está especialmente mimoso e insiste en dormir al lado de J. pero ella está incómoda y se mueve mucho, en esto Gepetto se asusta y salta para escapar arañando sin querer a J.
Un pequeño pero feo arañazo en la cara que le duele a J. cuando se lo está curando. Junto a ella  Gepetto sin sentirse culpable, se la queda mirando y espera a que ella se vuelva a acostar.
J. en medio de su rabia sonrie al gato y le dice:
-Anda, vamos.

sábado, 16 de octubre de 2010

la flor de la maravilla









De pequeña a J. su madre le decía que parecía  la flor de la maravilla, porque enseguida se enfriaba y cogía muchos catarros. J. se preguntaba cómo sería la dichosa  flor y la imaginaba tan delicada y sensible que al menor enfriamiento la flor se marchitaba y moría. Pero nunca conoció esa flor y ni  siquiera supo que existiese.
J. ha seguido siendo durante el resto de su vida esa flor de la maravilla, es decir, una jodida catarrítica y bronquítica.
-Cierra esa ventana que hay corriente.
-Quita el aire acondicionado que me va a la garganta.
-Aquí no puedo estar porque hay mucha humedad.
-Necesito un radiador.
Las amigas de J. lo saben bien y la cuidan; siempre le buscan el lugar más abrigado en las cafeterías y el sitio más soleado en las terrazas.
Así ocurrió una calurosa tarde de este tibio otoño. El sol vespertino daba de pleno en la céntrica terraza  y J. y sus amigas se rebullían en sus asientos disfrutando del calor y de la conversación. La tertulia se alargaba como de costumbre y el sol ya se había alejado.
Alguien dijo:
-Hace frío- y se puso la chaqueta.
-Si, hace tiempo que yo lo estoy sintiendo- contestó otra.
J. no daba crédito. Ella estaba estupendamente sólo con su camisetita interior y una blusa fina.
-Y tú J. ¿no sientes frío?
-Yo no- se apresuró  a contestar J.muy ufana.
Ya por la noche en su casa, a la hora de desnudarse J. miró con atención la camiseta que llevaba. No, no se le había normalizado el termostato corporal, ¡que va! era esa camiseta de themolactil, que sin querer se había puesto aquel caluroso día de tibio otoño.

martes, 5 de octubre de 2010

Patricia







Patricia es su nombre. Es el nombre de la nueva amiga de J. Patricia no lo sabe y seguramente no lo sabrá nunca pero J. la incorporó a su círculo a la hora justa de concerla. J. sabe que la relación de amistad es recíproca, pero ella hace uso de esa definición que dice "amigo es alguien que multiplica las alegrías y divide las penas"
¿Y quién es esa maravillosa persona que le da alegra a J. y hace que olvide sus penas?
Patricia es una argentina de sonrisa suave y habla pausada que a través del yoga y en una sola sesión ha conseguido que J. estire y relaje sus músculos y salga como flotando de la clase.
A J. le gusta ponerse siempre en primera fila para no perderse ni un gesto  de lo que se enseña. Aún así la derecha y la izquierda se le resisten y cuando ella hace un giro a la derecha se encuentra a todos sus compañeros de frente. Nunca ha entendido como los demás son más espabilados.
Viene el asunto de la respiración: inspirar, espirar, inspirar, espirar... Bien, esto lo hago muy bien-Piensa. De pronto una voz cadenciosa le susurra al oido:
-Vos tenés suficiente oxígeno para respirar de aquí a que te mueras, no quieras cogerlo todo ahora mismo, che.
J.  acostumbra a ser extrema en todo, respira fuerte, pisa fuerte, agarra fuerte; pero también es muy intensa en sus sentimientos, sus decepciones, sus ilusiones... y por eso sale tan contenta de su primera clase de yoga. Está tan relajada que cuando se mira en el espejo del vestuario observa esa cara juvenil que alguna vez tuvo.

domingo, 3 de octubre de 2010

asignatura pendiente

J. tiene una asignatura pendiente. Bueno, tiene una, otra, otra...Pero una es que no sabe andar en bici y eso es una pena ahora que tiene tiempo de pasear por su ciudad, una ciudad tan amable con los ciclistas que hasta les presta las bicis para lo que quieran, hasta para que se las queden, porque de cada 3 bicis prestadas, una no se devuelve. Pues eso, que J. siente no poder moverse por esos bicicarriles que tiene por doquier.
Así que cuando se entera que el Ayuntamiento ha organizado un curso para enseñar a andar en bici a adultos a J. le falta tiempo para apuntarse.
El día señalado J. está la primera en el polideportivo indicado. Ya se empieza a arrepentir. El pabellón está lleno de verdaderos deportistas.
Al final se forma el grupo: nueve mujeres y un solo hombre.
-Peor estará él- se dice J.
Pero no le gusta el panorama. Llegan dos monitores con un cajón grande de donde empiezan a sacar cascos, coderas y rodilleras y los van repartiendo. ¡No!- se dice J. quien se resiste a ponerse nada. La gente está mirando. Pero ve a los participantes con mucha voluntad y encima con ganas de reirse de sí mismos, al contrario que ella. Hoy no es el día de J. pero, disciplinada, se planta los objetos ortopédicos.
Cada vez hay más curiosos en el pabellón, no se sabe de donde han salido y ella siente que su grupo es el blanco de todas las miradas.
Apoyadas en la pared esperan las bicis a ser montadas. Es curioso ¡bicis sin pedales!
!Hala¡  ¿montar y mantener el equilibrio? ¿cómo se come eso?
Pero J. no tiene tiempo de averiguarlo. Cuando ve entrar por el fondo a dos periodistas con una cámara para, se supone, dar la noticia del acto, J. se quita a toda prisa los artilugios, los deja en el suelo y escapa por la puerta más cercana como alma que lleva el diablo murmurando algo así como: "voy al servicio"
-Algún año de estos- se dice ya en el frescor de la calle.

la gran salida



J. está nerviosa. Lleva toda la mañana buscando en los armarios el atuendo adecuado para la salida del día siguiente. ¿Camiseta de manga larga o corta?, las dos por si acaso.
¿Camiseta interior cortafrios, como cuando fue a Siberia con sus hermanos? No, ésta para más adelante. ¿Pantalones de monte? tiene dos, el de Siberia y el otro. Se prueba el otro: el botón de la cintura no le ata. -Claro, los tres meses  que ya no me echo a correr para ir a trabajar; pero esto  se acaba mañana mismo- se dice J. sin ninguna convinción.
Se quita el pantalón y lo ve un poco reventado en la parte del culo. -Nada, esto lo arreglo yo con un remiendo por detrás y un imperdible por delante- J. siempre ha sido una mujer de recursos.
El día siguiente llega. Es la gran salida al monte con gente "mayor" que según dicen preparan excursiones chulas.
J. va con sus deportivas blancas y su mochilita al punto de encuentro. Ya de lejos ve el panorama: Un porrón de viejos pertrechados con sus botas de monte, sus bastones anatómicos...No te vas a volver atrás, J. a fin de cuentas tu también ha entrado en este clan. El de los que cobran de la caja única. Socorrooooooooooo!!!!!!!
J. no sabe que le molesta más, si el ver viejos, si el verles tan preparados pal monte o si verse ahí con ellos.
Al final todo acaba bien. Viene su amiga, que es encantadora; la mayoría de los viejos no lo son tanto y muchos, gente culta y profesional con la que da gusto estar. El día excelente y la excursión te sube las endorfinas tanto como para sentirse eufórica las 24 horas siguientes.
En los días sucesivos a J. le va a faltar tiempo para ir a ver unas auténticas zapatillas de monte, un bastón de los modernos y si se tercia un pantalón para culos más gordos.





concentrado activo de frutas




J. coge el envase y lee: "concentrado activo de frutas +perla potenciadora de brillo"
-¡qué bueno! - se dice; a J. le encanta la fruta (eso es herencia materna) y no ha desayunado todavía,-pero eso de la perla potenciadora...Igual es que con la tecnología actual son capaces de mezclar los kiwis, los melocotones y las naranjas con las perlas de las ostras...¿y el brillo? brillar ¿el que? las tripitas por dentro para luego....
¡¡¡pero que no, tontaaa!!! que has cogido el bote de campú.
 Eso te pasa por madrugar tanto y ponerte a esas horas a leer cosas en las que antes no habías fijado nunca.


viernes, 1 de octubre de 2010

Tener tiempo

A J. le gusta mucho madrugar. Así le da tiempo de tener más tiempo para hacer cosas.
J. ya se ha organizado los días con diversas actividades pero aún no las ha empezado así que piensa en aquellas amigas que ve de pascuas a ramos. Amigas de esas con las que siempre se anda quedando:
-A ver si nos tomamos un café un día de estos.
 Y ese día nunca llega.
Entonces decide ir a visitar a dos de ellas en sus respectivas tiendas. Allí las encuentra detrás de sus mostradores cazando moscas. Tan poco trabajo hay que una de ellas hasta decide echar la llave y se va con J. a tomar ese prometido café.
Camino de su casa, con tiempo de sobra para preparar la comida J. sonrie ampliamente.
¡Que bueno es esto de tener tiempo!