domingo, 14 de noviembre de 2010

lágrimas

J. tiene el día nostálgico y le da por los recuerdos. J. recuerda que, siendo ella muy, muy pequeña su madre estaba tremendamente enfadada y tiró una hermosa fuente llena de moras a la fregadera rompiéndola y haciendo llorar a la guapa joven que se la había traido. La muchacha mientras lloraba buscaba las moras más grandes y se las daba a comer a la pequeña J.
 J. nunca supo la causa del enfado de su madre ni la identidad de aquella joven, cuya única referencia es que era " de pueblo". Eso le trae a la memoria a J. a otra joven, también bella y también de pueblo, en cuya casa pasaba J. niña ya más mayor, unos días; la chica se había quemado una mano cocinando a mediodía y esperó a que llegara su novio del campo, por la tarde, para echarse a llorar por la quemadura pasada. Los ojos humedecidos de la mujer eran de tal belleza que le  recordaban a J. a esas Vírgenes andaluzas ante las cuales los devotos se emocionan hasta el delirio.
De Vírgenes a Virgen, la de su colegio, J. estudió en un colegio de monjas y recuerda sus propias lágrimas, las que no pudo verse pero si sentirlas por toda su cara, lágrimas de impotencia cuando vio, al volver del recreo, que la monja de clase le había roto en mil pedazos la fotografía de su actor favorito, el francés mas guapo de toda Francia, que ella tenía pegada en la carpeta. J. ya era adolescente y tenía el doble de tamaño que la monjita pero calló y se comió la rabia con las lágrimas y los mocos.
J. piensa en los diversos  motivos que hay para llorar y mira por la ventana. En la calle está lloviendo. Lo dicho, un día nostálgico.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Por si acaso

J. se va de viaje y lleva toda le semana mirando en Internet el tiempo que va a hacer. Ella vive en una ciudad norteña donde, aunque el otoño sea suave en la horas diurnas, las noches y las madrugadas pueden ser heladoras, el cielo está permanentemente gris y el viento casi siempre es del Norte. Bien pues J. se va al sur a pasar unos días y se dispone a hacer la maleta. Siempre empieza por el pijama, uno gordito ¡claro porque en este tiempo refresca! y otro más fresquito para por si acaso. Luego la ropa interior, veamos: 6 días 6 bragas mas 3 por si acaso. Camisetas interiores: ya en esta época unas 4 o 5, mejor 5. Pantalones, 2 vaqueros, 2 de vestir, uno para deporte, otro para la playa, otros 2 mas finos... Camisetas: 3 de manga corta y 4 o 5 de larga. Cuatro chaquetas  y otros 4 jerseys  de distintos grosores y tejidos. Chamarras: la de deporte, la de vestir fina, otra gruesa, y otra de entretiempo, por si acaso.Si es que ahora no se sabe como va a hacer, bueno  han anunciado lluvias, pero según la página del tiempo que mires,es que no se ponen de acuerdo. Bañadores, por supuesto, dos.Y un pareo y la toalla.
¡Y aún faltan los cosméticos, limpiadoras llevo 2,  la de cara y la de ojos, pero si en los viajes nunca las uso, pero igual se me ocurre una vez estando allí, vale las llevo y también las toallitas desmaquillantes, a ver si las gasto que se me van a secar; las cremas del sol; las de la cara...los cepillos del pelo, el redondo y el plano, y el fino y el peine, y las medicinas, por si acaso. Te puede doler la cabeza, la garganta, ¡ah! y  las tiritas...
Y el calzado,  tendré que llevar  entre chanclas, zapatillas, zapatos y botas unos 6 pares al menos. Pero el problema es que no conjuntan porque si voy de marrón no voy a llevar bota negras, bueno cojo también las marrones, ¿las cortas o las largas? Para, para, que no te va a caber todo, vaaale... Solo me faltan los libros; ese no que es un rollazo, si , pero allí en la tranquilidad  de la playa igual me animo y lo leo, además lo tengo que devolver a la biblioteca, vale, y éste otro a ver si lo acabo. Y éste, por si acaso.
Y los sudokus y las cartas, esto abulta poco.
Todo esto no cabe en una maleta normalita. Bueno usaré la grande y las chamarras en el brazo.
Conclusión: .Las chamarras en el brazo, pero en el brazo del sillón de casa olvidadas. Seis días con el mismo sujetador y eso gracias a  que lo  llevaba puesto. Los calcetines los tuvo que comprar en un chino al igual que un paraguas porque se pasó la semana lloviendo y no tenía  ni un triste chubasquero . La mayoría de la ropa dormitando en la maleta muerta de asco y arrugándose.
 Lo peor de todo es que J. sabe que no aprenderá y que la próxima vez volverá a llevar la maleta repleta de cosas innecesarias y que olvidará algo. ¡Seguro!