J. está nerviosa, impaciente, descentrada...Es lo que tiene J. Cuando se lleva algo entre manos, no se concentra en nada. Va de aquí para allá...Se levanta del ordenador, se va a la cocina. Tiene un mundo de cazuelas por recoger, las ve, pero ahí las deja. Se marcha de la cocina, vuelve al ordenador. Tiene tres páginas abiertas, abre otra, se vuelve a ir. Esta vez a la terraza. Está lloviendo, diluviando. ¿que tiempo hará mañana en el balneario? Se va a ver la página del pronóstico del tiempo.
¡Es que es eso!. Que J. va a estar dos días en un balneario. Es una oferta que está bien de precio pero luego te salen los extras, que si baños de pediluvio, algo de pies, claro; que si masaje reductor.¡ Oh! eso sería un milagro.¡ Reductor! ¿Y sólo con uno o dos ya vale? Porque esa es otra, cuando J. está nerviosa va a la nevera y come, va al frutero y come, va a las nueces, a las galletas, y come. Luego dice con cara de sinceridad: si no como tanto, si yo como limpio, si nunca tomo grasaza. Si, J. eso es cierto, pero ocho nueces, pan con crema de sésamo, plátano diario, cinco comidas al día y ninguna pequeña ¿qué es eso?
Bueno, el caso es que J. se ha embutido en los bañadores y le valen. Total, lo que se va a ver en el balneario no será mucho mejor J. se vuelve a levantar de la mesa del ordenador y se va al dormitorio sin mirar el tiempo. Tiene la maleta a medio hacer. ¿Terminará hoy algo o, por el contrario, tendrá que madrugar mañana?
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