domingo, 9 de enero de 2011

la niña del pijama (no de rayas)

J. está mirando por la ventana. Vive en un segundo piso y divisa perfectamente a los transeúntes que circulan por la calle. Vive en una calle peatonal y hay bastante trasiego de gente, en las tiendas, en las terrazas de los bares…


Pero hoy ya es tarde y es de noche. La gente se está retirando a sus casas. J. ve a una niña sentada en el banco que hay justo enfrente de su vivienda. La niña está quieta. -Estará esperando a sus padres que saldrán ahora del bar -se dice J. que ha vuelto a sus cosas pero que de vez en cuando mira por la ventana.

La calle está cada vez más solitaria y la niña permanece en el banco. J. se alarma pero no sabe qué hacer. Seguiré observando –piensa- no; mejor no, lleva ahí casi una hora; voy a bajar la basura y  veré si pasa algo.

J. en zapatillas de casa se pone el abrigo a todo correr, coge las llaves y olvida la basura.

En el ascensor se da cuenta. Vuelve a por ella. No quiero dejarla otro día más.

En cuanto sale del portal ve a la niña ¡en pijama!

-Bonita ¿qué haces aquí? ¿Dónde vives?

-La niña no le contesta, mira a J. muy digna, se levanta y empieza a correr. J. también corre detrás de ella - es muy pequeña -se dice- para estar sola, no tendrá ni 5 años.

Acaba la calle y la niña tuerce a la izquierda. Sigue corriendo dos calles más y J. con la basura en la mano y las zapatillas saliéndosele todo el rato la persigue como puede. Casi al final hay una tienda de chinos que aún no ha cerrado. La niña entra en la tienda y se mete tras el mostrador agarrando a una mujer joven que J. supone será su madre,

La mujer se enfrenta a J. en un mal castellano.

-¿Qué haces tú mi hija?

J. está furiosa y blandiendo la bolsa de basura le dice:

-¿Qué la haces tú, ¿cómo tienes a tu hija en pijama en la calle con el frío que hace?

Aparece el padre chino queriendo apaciguar pero J. se va arrastrando sus zapatillas y su basura. Está avergonzada no sabe porqué aunque sí sabe que no les ha dicho todo lo que les tenía que haber dicho, sólo lo del pijama, ¡vaya tontería!

J. se enfada consigo misma y vuelve a casa con la bolsa de basura. De nuevo se pone a mirar por la ventana.

¡Ah¡ y la basura se queda aquí para mañana y no se si la bajaré.

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